O al menos eso creí a lo largo de
mi vida. Hago un esfuerzo bárbaro para mantener las pupilas encendidas; ya ha
anochecido. Fumé el último cigarrillo en el camino. Metí los dedos en la caja
ausente, desabotonando uno a uno mis vicios. El techo se expande a mi llegada.
El cielo se me presenta a oscuras y por momentos; desfallezco. Me he arrojado a
la cama con suavidad buscando algún vestigio a lo largo de mi cuerpo. Nada.
Imperceptible el rastro ligero que me contiene: el último pensamiento.
Lauren